No queremos podemos ocultarlo. Así es nuestra cocina y nuestra bodega.
Defendemos nuestras costumbres, productos y el recetario de las abuelas. Pero no seríamos nosotros sin darle una vuelta a todo, volvernos locos y jugar con ello. Pues nuestras tierras van mucho más allá del pescaíto frito y las chuletillas de cordero.